Me fascina que cada vez más, quienes llaman al Centro me pregunten cosas específicas sobre mi profesión. Hace años, nadie se informaba sobre la titulación del profesorado, ni le preocupaban las instalaciones dónde iba a tomar clases. ¡Era impensable!
Sin duda nuestro blog ha contribuido a este desarrollo, de ahí que nos sintamos felices. Desde 2011 Muchomasquedanza trabaja seriamente para informar sobre las necesidades específicas de la danza y se ha involucrado en responder a los porqués de nuestros requisitos.
Poco a poco, el gran desconocimiento de la sociedad Canaria sobre el mundo de la danza empieza a disiparse y cada vez, se demanda más información sobre los beneficios o perjuicios (en casos de mala praxis) que pueda aportarles la danza, ¡lo cual me satisface enormemente!

«Muchomasquedanza, para ver más allá, obtener respuestas y descubrir sus porqués».
Muchomasquedanza se ha convertido en 30 años, en referente para otras escuelas. Siempre es un honor que te imiten, eso significa que realizas un buen trabajo.
Queremos, que se exija la titulación de Danza para impartir docencia en Canarias. Ojalá fuesemos más quienes luchemos por el Conservatorio de Danza en Canarias. Beneficiará a quienes buscan en la danza una salida profesional, como nuestra alumna Olga Ortega (actualmente solista en Sueño de Toledo), que emigró para poder sacar su titulación.
Igual que hace 34 años solo existía Pre-Ballet hasta que implantamos Predanza en el Centro o comprobar que publicar nuestra programación en internet ha servido para orientar a muchos otros, nos encantaría que nuestros valores fuesen también parte de la enseñanza, en beneficio del alumnado.
¡Bailar no es ningún un juego! Aunque pueda verse como simple entretenimiento o lo que es peor, que algunos lo ha tomado como salida laboral cuando tristemente, carecen de formación para ejercerla. Nuestra seriedad profesional hace que nos preocupemos por estar siempre una continua formación.
La danza está en constante evolución. Quienes nos la tomamos muy en serio nos aterra el intrusismo profesional, sobre todo, porque nuestra herramienta de trabajo para bien o para mal ¡es el propio cuerpo!
